La larga y angosta franja que distingue a Chile, en el extremo de América del Sur, ofrece los más variados y prístinos escenarios naturales repletos de vida: desde un oasis con flamencos, en medio del desierto más árido del mundo; fértiles valles vitivinícolas; toda una costa bañada por el Océano Pacífico; la impresionante Cordillera de Los Andes y sus cóndores; hermosos lagos color esmeralda en la Patagonia; un gigantesco glaciar en la Laguna San Rafael; montañas de granito en Torres del Paine; impactantes témpanos en la Antártida, hogar de pingüinos y ballenas; y la polinésica Isla de Pascua, con playas de cristalinas y tibias aguas.
Junto a su incomparable naturaleza, Chile ofrece una mezcla cultural única, como es la Rapa Nui en Isla de Pascua y sus misteriosos Moais; los Aymarás y sus coloridos tejidos en Atacama; los Mapuches en la Araucanía con exquisita gastronomía; la isla de Chiloé con sus pintorescas iglesias de madera declaradas Patrimonio de la Humanidad; Santiago como capital y su vibrante cultura popular; o el puerto de Valparaíso, fuente de inspiración para poetas y artistas.
Chile ofrece una infinita gama de actividades para todo tipo de viajero: caminar en medio de bosques centenarios en la Patagonia; bucear en Isla de Pascua; maravillarse con las estrellas en los cielos de Atacama; relajarse en aguas termales rodeado de Araucarias y bosques nativos; navegar junto a ballenas en los fiordos australes; degustar exquisitos vinos en el Valle de Colchagua; festejar el Año Nuevo en Valparaíso con sus famosos fuegos artificiales; o aprender a cocinar típicos platos chilenos.
Nos encontramos el gran pulmón verde, conocido como La Selva Valdiviana, constituye uno de estos tesoros naturales, un refugio de biodiversidad que se mantuvo aislado durante millones de años albergando especies únicas de flora y fauna, herederas de antiguos linajes que convivieron con los dinosaurios. No dejará de sorprender a quienes la visiten.